3.2. El concepto de "Interés Nacional"
La imagen de sí mismo que un país se construye a través de la percepción de sus analistas internacionales, se corona en el concepto de interés nacional que ellos definen. El desarrollo intelectual del concepto de interés nacional se ha hecho patente con el aporte de la escuela realista de las RR. II. occidental. Para la misma, el fin de la política nacional es la búsqueda de la "buena vida" (good life), mientras que la política internacional persigue la "supervivencia" (survival). En tanto el proceso político interno es encauzado por las leyes y las instituciones, el devenir político internacional se circunscribe a la lucha por el poder [Wight, 1966, p. 101].
Teniendo en cuenta estos supuestos básicos, el Realismo desarrolló una teoría de los intereses nacionales, cuya "ley primera" fue postulada por Hans Morgenthau:
"la se?al principal que permite que el realismo político encuentre su dirección en el escenario de la política internacional es el concepto de interés definido en términos de poder… asumimos que los hombres de Estado piensan y actúan sobre la base de intereses definidos según poder" [Morgenthau y Thompson, 1985, pp. 5 y 11].
Dado que "el poder es un medio y no un fin en sí mismo" [Wolfers, 1968, pp. 146-151], el poder (ya sea político, económico, cultural, científico-técnico o militar) juega un papel crucial en las RR.II., dada su contribución a la consecución y protección del interés nacional. Al estudiar la temática propia del interés nacional, Morton Kaplan distinguió que el "interés" se expresa la mayoría de las veces a través del "orgullo nacional", tiene una finalidad efímera, y se halla presente en el proceso de toma de la decisión dirigido a precisar cómo conseguir (y conservar) los intereses nacionales [Kaplan, 1968, pp. 164-169].
Según Arnold Wolfers, el Poder aplicado a la consecución del interés nacional puede adoptar tres formas o categorías en política exterior: el "auto-control", la "autopreservación" y la "autoextensión". En el primer caso, el poder militar es el menos utilizado, habida cuenta el desinterés por transformar el statu quo a nivel internacional, lo cual hace que esta categoría sea poco usual (básicamente ligada a países peque?os y/o débiles). En el segundo caso, los esfuerzos se dirigen a defender activamente el statu quo, léase salvaguardar la independencia nacional y la integridad territorial, como así también conservar zonas de influencia o proteger inversiones en el exterior. Bajo esta categoría se encontrarían aquellos países de poder intermedio dispuestos a asegurar sus logros o aquellas potencias satisfechas que no perciben amenaza a su poderío.
En el tercer caso, la "autoextensión" consiste en procurar modificar el statu quo, ya sea para hacerse de mayor poder, expandirse territorialmente o dominar otros pueblos, como también para recuperar territorios perdidos, redimir una causa del pasado o restablecer un status perdido. Para tener éxito, es muy probable que el actor deba hacer uso del poder militar y/o encuentre resistencia del orden militar en otros, circunstancia que lo obliga a contar con poderosas FF.AA. que le permitan vencer en una confrontación o al menos amenazar a sus rivales con el empleo de las mismas para alcanzar sus objetivos o llevarlos a la mesa de negociación [Wolfers, 1968, pp. 147].
Como fue dicho en el capítulo I, la Escuela Realista china no sólo adhiere a las aseveraciones de sus homónimos occidentales, sino que asevera que los intereses nacionales "existen obje?tivamente" y por lo tanto "deben ser estudiados bajo el método científico" [Yan Xuetong, 1995, p. 5]. Los intereses nacionales se convierten en la personificación de la nación toda, siendo su consecución el "derecho inalienable" de todo Estado. En boca de los adherentes al Realismo chino, la defensa del interés nacional de la RPCh conlleva salvaguardar tres componentes básicos: (1) el sistema político, esto es la estabilidad del régimen; (2) la paz en el sistema internacional (de cara al objetivo de desarrollar la economía); y (3) la unidad territorial de la nación (que incluye tanto impedir toda secesión de regiones como Tíbet y Xinjiang como concretar la reunificación con Taiwán).
Según esta concepción, "el factor fundamental que alienta la conducta internacional es el interés; por lo cual las ideologías, las religiones y los valores no constituyen motores de la diplomacia" [Liang Shoude y Hong Yinxian, 1994, pp. 45 y 58]. Este criterio se encuentra íntimamente vinculado con el estilo pragmático propio de la cultura china. Una muestra de ello es la recomendación de naturaleza estratégica que hizo Deng Xiaoping en un discurso en una reunión de cuadros convocada por el Comité Central del PCCh:
"que sea grande el papel que desempe?emos en los asuntos internacionales, depende del éxito que logremos en nuestra construcción económica… Si nuestro país consigue mayor desarrollo y prosperidad, será grande el papel que desempe?emos en los asuntos internacionales… Cierto es que en el presente no es peque?o este papel, pero será aún mayor cuando contemos en lo material con una base sólida y una fuerza poderosa… Por consiguiente, tanto para luchar contra el hegemonismo como para lograr el retorno de Taiwán, es preciso que realicemos con éxito nuestra construcción económica" [Deng Xiaoping, 1984a, p. 254].
Tanto los analistas que adhieren a una visión optimista sobre el futuro de la RPCh como aquellos que evidencian mayor cautela, están motivados por el recuerdo de la "centralidad del orden mundial chino", el sentimiento de orgullo nacional, y el deseo de restaurar la grandeza de China. Esta relativa cohesión les brinda consistencia a la hora de definir nociones básicas de la política de poder que practica su liderazgo, en pos de acceder al "interés nacional". Sin embargo, el concepto de interés nacional puede sufrir diversas interpretaciones a la hora de ser articulado en palabras (o incluso al momento de fijar la implementación de políticas), por motivos tales como los valores e intereses propios de las burocracias...
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